El incierto futuro de los pingüinos

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La bióloga P. Dee Boersma, de la Universidad de Washington, estudió los pingüinos magallánicos de Punta Tombo durante 30 años. En ese tiempo, su población se redujo: las parejas con crías disminuyeron un 22% desde 1987, según publicó ayer la revista BioScience .

(The New York Times) Pero esto no sólo tiene efecto sobre los animales. Dado que los pingüinos son "centinelas marinos", escribe Boersma, la reducción de su población es una señal de alarma de que los mares del mundo están en problemas, principalmente debido a la pesca excesiva y la contaminación producida por las extracciones de petróleo y el tráfico de barcos.

A esto se suma, ahora, la amenaza del cambio climático, que está reduciendo los hielos y, por lo tanto, la abundancia de las criaturas marinas que comen los pájaros. Según Boersma, los pingüinos magallánicos deben alejarse 64 kilómetros más de sus nidos que hace diez años para conseguir suficiente comida. Esto se debe en parte a la pesca, pero también al cambio climático. Mientras los glaciares y los hielos retroceden, escribe, "aun pequeñas variaciones tienen grandes consecuencias para estos animales".

Los pingüinos magallánicos habitan las islas Malvinas y las costas de la Argentina y Chile. La colonia de Punta Tombo es la más grande, con unas 200.000 parejas. Los problemas que padece esta población, escribe Boersma, demuestran que "iniciamos una nueva era de desafíos sin precedente para los sistemas marinos".

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