Tarea

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La importancia de la empatia y el dialogo
La empatía llamada también inteligencia interpersonal en la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner, es la capacidad cognitiva de sentir en un contexto común lo que un individuo diferente puede percibir.
La empatía se diferencia del contagio emocional en que en este último una persona experimenta el mismo estado afectivo que otra sin conservar la distancia que se observa en la empatía. Las teorías modernas distinguen igualmente la empatía de la simpatía; esta última consiste en comprender los afectos de otra persona, pero comporta una dimensión afectiva suplementaria: mientras que la empatía reposa sobre una capacidad de la imaginación, la simpatía reposa sobre una proximidad afectiva con aquel o aquella que es el objeto de ella. Algunos investigadores prefieren hablar de empatía cognitiva para insistir sobre el hecho de que la empatía reposa sobre un mecanismo cognitivo neutro sin enlace con la relación que se le supone con la persona que es objeto de ella.
Hay numerosas definiciones propuestas para la empatía, a menudo confundida con la simpatía. La empatía implica un proceso de comprensión e inspección intelectual que accede a los estados emocionales de los otros, mientras que la simpatía es un comportamiento reflejo, de tipo reactivo.
Se ha observado, por ejemplo, que un determinado tipo de neuronas, las neuronas espejo, se activan solamente cuando el mismo acto que realiza un primate es efectuado por otro que es observado por el primero. De forma análoga, en los humanos se activa la misma área cerebral en el curso de una emoción observando a otra persona en el mismo estado emocional.
Así pues, la empatía describe la capacidad intelectiva de una persona de vivenciar la manera en que siente otra persona; ulteriormente, eso puede llevar a una mejor comprensión de su comportamiento o de su forma de tomar decisiones. Es la habilidad para entender las necesidades, sentimientos y problemas de los demás, poniéndose en su lugar, y responder correctamente a sus reacciones emocionales. Como tal es un sentimiento objetivo cuyo desarrollo requiere una cierta clase de inteligencia; quienes padecen autismo, síndrome de Asperger o determinadas psicopatías ven muy mermada esta capacidad cognitiva; por el contrario, quienes ejercen un liderazgo de carácter altruista suelen estar caracterizados por el amplio desarrollo de esta capacidad. Los estudios demuestran que esta capacidad suele darse más a menudo en el género femenino de la especie humana, quizá por el hecho biológico de tener hijos y cuidarlos, aunque no es privativa del mismo.
Dialogo
El diálogo es una modalidad del discurso oral y escrito en la que se comunican entre sí dos o más personas, en un intercambio de ideas por cualquier medio, directo o indirecto, natural o artificial.
También se usa como tipología textual en lingüística y en literatura cuando aparecen dos personajes que usan el discurso diégetico, llamados interlocutores. En este sentido constituye la forma literaria propia del género literario dramático y, como tal, se divide en parlamentos o peroraciones entre personajes que se dirigen mutuamente la palabra.
Un diálogo puede consistir desde una amable conversación hasta una acalorada discusión sostenida entre los interlocutores, y es empleado en géneros literarios como la novela, el cuento, la fábula, el teatro o la poesía. En una obra literaria, un buen diálogo permite definir el carácter de los personajes: la palabra revela intenciones y estados de ánimo, en definitiva, lo que no se puede ver, y en ello radica su importancia. Esta modalidad exige un gran esfuerzo de creación, ya que obliga a penetrar en el pensamiento del personaje, como en el caso de Edipo rey de Sófocles.
La importancia del dialogo
La noción de diálogo ha estado en las culturas por siglos. Por ejemplo, para los griegos, se refería a la conversación y a la generación de significado y comprensión a través de él. Más interesante aún es que le daban más importancia al espacio creado para el diálogo como a la participación en este proceso que al producto obtenido a través de él. Históricamente podemos encontrar esto representado en los círculos de conversación de diversas tribus indígenas.
El diálogo supone tener un espacio para las personas para conectarse y hablar entre sí. Supone un proceso en el que los participantes se involucran en un compartir o en un mutuo interrogatorio en el que ambos examinan, reflexionan, cuestionan y piensan. En y a través del diálogo el significado y las comprensiones son contínuamente interpretadas, reinterpretadas, clarificadas, revisadas y ampliadas.
De esto se desprende que el diálogo sólo puede ser generativo.
Es una actividad relacional y colaborativa y, como tal, requiere e invita a los participantes con un sentimiento de mutualidad, incluyendo un respeto genuino y un interés sincero en el compañero. Al mismo tiempo, el diálogo genera un sentimiento de pertenencia por lo que podemos desprender que invita a establecer relaciones.
La importancia de la empatia
Cada vez que nos acercamos a las personas esperamos atención y comprensión, dando por hecho que seremos tratados con delicadeza y respeto. Pero, ¿cuántas veces procuramos tratar a los demás de la misma forma?

Debemos reconocer que en medio de nuestras prisas y preocupaciones nos volvemos egoístas y olvidamos que los demás también tienen algo importante que comunicarnos. El valor de la empatía nos ayuda a recuperar el interés por las personas que nos rodean y a consolidar la relación que con cada una de ellas tenemos.

La empatía es el esfuerzo que realizamos para reconocer y comprender los sentimientos y actitudes de las personas, así como las circunstancias que los afectan en un momento determinado.

Es muy común escuchar que la empatía es la tendencia o actitud que tenemos para ponernos en el lugar de los demás e identificarnos plenamente con sus sentimientos. Sin embargo, esto tiene el riesgo de dejar a la empatía en un nivel meramente emocional: "si siento lo mismo que el otro, entonces hay verdadera empatía".

La realidad es que la empatía no es el producto del buen humor con que despertamos, como tampoco del afecto que nos une a las personas. Si esta combinación fuera común, siempre estaríamos disponibles para escuchar a los demás y dejaríamos momentáneamente nuestras ocupaciones, pensamientos y preocupaciones para atender a quienes nos rodean.

Desgraciadamente las circunstancias pocas veces son tan favorables, por eso la empatía es un valor que se vive habitualmente, totalmente independiente de nuestro estado de ánimo y disposición interior.

La empatía se facilita en la medida que conocemos a las personas, la relación frecuente nos facilita descubrir los motivos de enojo, alegría o desánimo de nuestros allegados y su consecuente modo de actuar. Esto se manifiesta claramente entre padres e hijos, en las parejas y con los amigos donde la relación es muy estrecha, quienes parecen haber adquirido el "poder de adivinar" que sucede antes de haber escuchado una palabra, teniendo siempre a la mano la respuesta y el consejo adecuados para la ocasión.

Aún así, este valor debe superar ciertos obstáculos: el cansancio, el mal humor, el dolor de cabeza y las preocupaciones propias del trabajo y el estudio. En casa se nota cuando los padres prestan poca atención a los "pequeños" problemas o alegrías de sus hijos, con su actitud -y muchas veces sin querer- procuran evadir esa molestia e inoportunidad para encerrarse en sí mismos; en la pareja cuando alguno da monosílabos, gestos o sonidos guturales como respuesta; cuando tenemos tantos problemas, y lo que menos deseamos es escuchar lo bien o lo mal que les sucede a los demás.

El problema es dejarnos llevar por nuestro estado de ánimo y obstinarnos en permanecer en nuestro mundo, damos a todo lo que ocupa nuestra mente la máxima importancia, comportándonos indiferentes y poco amables; queremos ser entendidos sin antes intentar comprender a los demás. Por tanto, la empatía implica generosidad y genuina comprensión: para olvidarnos de nosotros mismos y hacer el esfuerzo por considerar los asuntos y sentimientos que los demás quieren participarnos.


Flores Pantoja Gilberto Omar

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