Allí donde no llega el oxígeno, en las zonas muertas del corazón que ha sufrido un infarto, es
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Ni siquiera los tratamientos más modernos, aquellos que recurren al uso de células madre, han logrado devolver la funcionalidad perdida a las cicatrices del músculo cardíaco infartado.
Con la idea de derribar esa frontera, investigadores argentinos, franceses y daneses ensayan una posible solución. En el laboratorio, someten a células madre a condiciones extremas de ausencia de oxígeno (hipoxia), con el objetivo de seleccionar aquellas capaces de vivir y multiplicarse en esas condiciones adversas, para luego trasplantarlas a las regiones infartadas que no han podido ser rehabilitadas con las terapias disponibles.
"Las células que se adapten y sobrevivan a las condiciones de hipoxia a las que las estamos sometiendo también van a sobrevivir en la situación de hipoxia de un corazón infartado", dijo a LA NACION el doctor Juan Carlos Chachques, director de investigaciones cardiológicas del Hospital Georges Pompidou, de París, Francia.
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