El Reino Unido reclama la Antártida.
El Reino Unido se dispone a reclamar a la ONU sus derechos soberanos sobre más de un millón de kilómetros cuadrados en la Antártida, informa el diario "The Guardian".
(EFE) La reclamación, que el Gobierno de Londres presentará oficialmente a las Naciones Unidas, representa un claro desafío, según el periódico, al espíritu del tratado de 1959 sobre el continente blanco, del que este país es signatario.
Ese tratado, destinado a prevenir futuras disputas, establecía que no se presentarían nuevas reclamaciones territoriales sobre la Antártida.
Fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores dijeron al periódico que se están recogiendo y procesando datos para apuntalar la reclamación británica, destinada a ampliar los derechos de explotación de las reservas de petróleo, gas y minerales hasta 350 millas náuticas frente al territorio antártico británico.
Buena parte del fondo marino es tan profundo que de momento no es viable técnicamente la extracción de esas materias primas, pero la simple reclamación enojará a los países del Cono Sur americano que creen tener mayores derechos a esas riquezas naturales, señala el periódico.
En septiembre, "The Guardian" reveló ya que Londres prepara un dossier para reclamar también las aguas territoriales en torno a varias islas, las Malvinas y las de Georgia del Sur, la de Ascensión y el islote de Rockall, al oeste de Escocia. Esas reclamaciones se basan en el artículo 76 de la convención de la ONU sobre el Derecho del Mar.
Londres ya ha presentado ante la ONU una reclamación conjunta con Francia, Irlanda y España que afecta a una amplia zona del fondo marino del mar Cantábrico (bahía de Vizcaya).
100 años reclamándolo
El territorio antártico británico, que este país reclamó para sí por primera vez en 1908, forma una cuña triangular con el vértice en el polo sur y tiene una extensión superior al millón de kilómetros cuadrados. El próximo año celebrará su centenario acuñando su primera moneda de curso legal.
Un sumergible británico descendió recientemente hasta más de dos millas de profundidad en el borde mismo de la plataforma continental y en unas aguas que rebosan de krill y otras pequeñas criaturas marinas.
La reclamación británica de esas aguas es la más polémica de todas ya que depende de su proximidad al Territorio Antártico Británico, disputado también por Chile y Argentina.
El protocolo medioambiental del Tratado Antártico, firmado en 1991, prohíbe toda actividad relacionada con la extracción de minerales que no esté destinada a fines de investigación. El Gobierno británico debe decidir todavía cómo argumentar su reclamación ante la ONU.
Una posibilidad, según "The Guardian", sería hacer una reclamación legal ante la comisión de la ONU sobre los límites de la plataforma continental y aparcarla allí hasta que pueda volver a considerarse en una fecha futura.
La ONU permite a los países extender sus derechos territoriales sobre el fondo oceánico adyacente a la plataforma continental hasta 350 millas de la costa aunque ese tipo de reclamaciones pueden chocar con otras de Estados vecinos.
Los países deben demostrar con todo tipo de datos científicos los límites precisos de su plataforma continental.
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