El año pasado, Marcus Johnson se encontraba fuera de una tienda de conveniencia muy quitado de la pena, disfrutando de la vida y su música (seguramente endemoniada) a todo volumen. De la nada apareció un amable policía para pedirle de favor que bajara el volumen ya que perturbaba la paz pública a lo que Marcus reaccionó según le aconsejó su testosterona: furia infinita.
Marcus, sin mediar palabra alguna con el ejemplar oficial y sin bajar el volumen encendió su automóvil, pisó el acelerador y condujo hasta el centro de la ciudad donde decidió entrar con todo y coche al City Hall a 70 Km/h. Ya estando en el edificio… mejor vean el video:
El chistecito de Marcus causó daños por $200,000 USD. Él acaba de ser acusado (antes de que me reclamen de que la nota ya es vieja) de daños a la propiedad del estado, ataque con arma letal, amenazas criminales y porque le faltaba una luz trasera (eso último tal vez no sea cierto). Por lo tanto Marcus pasará los siguientes 10 años de su vida tras las rejas.
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